Célebre científico aeronáutico, el murciano Juan de la
Cierva y Codorniu (1895-1936) ha pasado a la historia de la aviación por haber
inventado el autogiro, la máquina que precedió al helicóptero.
Aunque ingeniero de caminos, canales y puertos, su auténtica
pasión estaba en las nubes. Juan de la Cierva profesó un gran apego por la Aviación
ya desde su tierna infancia. Inventor precoz, no contaba más que con 16 años
(1912) cuando vio la luz su primera creación aeronáutica, el biplano de doble
plaza BCD-1, también conocido como el Cangrejo.
Su gran contribución a la historia de la Aviación llegaría
unos años más tarde, en 1920, cuando desarrollaró en Madrid el primer autogiro.
El denominado Cierva C1 poseía las características técnicas, fuselaje y ruedas
de cualquier monoplano de la época. La gran diferencia eran las alas, que en
lugar de ir adosadas al cuerpo de la aeronave aparecían montadas sobre un
rotor.
Por desgracia, este primer modelo resultaba inoperante por
diversas cuestiones técnicas. No sería hasta comienzos del año 1923 cuando Juan
de la Cierva lograría hacer volar con éxito su autogiro. A partir de entonces,
el inventor murciano recibiría subvenciones estatales para la mejora de sus
autogiros, además de obtener el reconocimiento internacional. Sus
investigaciones aeronáuticas no cesarían hasta su fallecimiento, en diciembre
de 1936, en un accidente aéreo mientras volaba como pasajero en un vuelo
comercial.
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