Alfonso de Orleans y Borbón (1886-1975), Infante de España,
es una de las figuras más reconocidas de la Aviación en nuestro país. Con
veinte años ingresó en la Academia Militar de Toledo. En 1910, terminada la instrucción
castrense, se formaría como aviador en París, cuna de los grandes especialistas
aeronáuticos del momento. Fue el segundo español en obtener una licencia de
piloto de avión, después de Benito Loygorri Pimentel.
A su regreso a España, la pericia aérea del Infante de
Orleans catapultó su fama de genio de las alturas, al tiempo que le permitió
escalar posiciones en el cuerpo militar de aviación nacional. La instauración
de la República en 1931 provocaría su exilio a Londres, que duraría hasta el
estallido de la Guerra Civil. En 1937, Alfonso de Orleans regresaba a España
para combatir del lado del bando nacional.
En plena postguerra, el Infante renunció a su exitosa
carrera militar. La causa fue su adhesión, en 1945, al Manifiesto de Estoril,
que reclamaba la restauración monárquica. Sin embargo, aunque ya nunca más
subiría a un avión militar, la afición de Alfonso de Orleans por las alturas no
cesaría hasta su muerte, en 1975.
Apasionado piloto y ferviente promotor de la aviación
española como era, no es de extrañar que su nombre fuese el elegido para
denominar a la prestigiosa Fundación Infante de Orleans, con sede en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos, cuya meta es la
conservación del patrimonio aéreo español.
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