También conocido como girocóptero, el autogiro fue la
primera aeronave en sustituir las tradicionales alas por unas palas rotatorias
montadas sobre uno o varios mástiles verticales. Su inventor fue el ingeniero
murciano Juan de la Cierva, quien construyó el primer modelo en 1920.
Es el autogiro un vehículo intermedio entre el aeroplano y
el helicóptero. Conserva la forma y modo de propulsión del primero (con una
hélice), pero ya anticipa al segundo con su ausencia de alas y su rotor
vertical, que le proporciona la fuerza de sustentación.
A diferencia del helicóptero, cuyo rotor está conectado con
el motor, el rotor del autogiro no depende más que de la fuerza del aire para
su funcionamiento. Esta característica fundamental es la que le da nombre al
vehículo, ya que los giros del rotor son independientes, es decir, autogiros.
El grado de perfeccionamiento que alcanzaron los autogiros
de Juan de la Cierva llegó a garantizar una gran seguridad y estabilidad de
vuelo. Su gran inconveniente era el aterrizaje, especialmente en días de
fuertes rachas de viento, que podían evitar que tocara tierra o incluso hacer
que despegase de nuevo, ajeno a la voluntad de su piloto.
La creación y desarrollo del helicóptero supuso el golpe de
gracia para el autogiro. Sin embargo, son muchos los aficionados a la aviación
que, en los últimos años, se han propuesto rescatar del olvido a este vehículo
precursor. A día de hoy varias competiciones de autogiro tienen lugar
anualmente en nuestro país.
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