Es por
todos los aficionados a la Aviación bien conocido el nombre tanto del avión
como del piloto que cruzaron por primera vez el Atlántico sin escalas
realizando el trayecto desde Nueva York a Paris en 1927.
El
Espíritu de San Luis fue fabricado en San Diego, California, y puesto que los industriales que
financiaron el vuelo transatlántico eran hombres de Saint Louis se bautizó al
avión “Spirit of St. Louis” en honor a esa ciudad. Su piloto, Lindbergh,
participó en el diseño y en la construcción del mismo.
El
avión modelo Ryan NYP (New York to Paris), un desarrollo de los
Ryan M-1/M-2 fue un proyecto de Donald Hall. En tan solo dos meses se finalizó
la construcción del Spirit of St. Louis.
El
modelo es un monoplano monomotor de ala
alta. La estructura de las alas era de madera y alojaba dos de los cinco
depósitos que alimentarían al motor, un Wright Whirlwind J-5C de 223 caballos de potencia. Los
restantes depósitos irían en el fuselaje compuesto de tubos de acero y un
revestimiento exterior de tela. La capacidad total de combustible fue de 1.705 litros, lo que significó un peso superior a la mitad del peso total del avión, que
fue de 2.380 kg.
En uno
de los diseños más aerodinámicos de la época, la obsesión por el peso y
maximizar la carga de combustible de tal forma que el consumo de éste
no afectara negativamente al centro de gravedad durante el vuelo, llevaron a que
por ejemplo la silla del piloto fuera de mimbre y que se situara el depósito
principal delante del piloto imposibilitando la vista hacia delante por parte
del mismo. Para ello Charles Lindbergh contaba con un periscopio para la
maniobra de despegue y aterrizaje.
Como
anécdota decir que todos sus competidores de la época optaban por aviones
multimotor de gran tamaño, cuando a Lindbergh le parecía que las
probabilidades de que fallara alguno de ellos eran superiores a que sólo
fallara el suyo. Hay que puntualizar que en esa época si fallaba un motor los aviones no podían
mantener su nivel de vuelo como lo hacen ahora.
Aterrizar
en París Le Bourget catapultó a la fama a Lindbergh y a este hermoso avión que
todavía puede ser visto expuesto en el Museo del Aire y del Espacio en
Washington DC, EE. UU.
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